Se ha callado la idea turbadora
Y me siento en el sí de tu abrazo,
Convertida en un sordo murmullo
Que se interna en mi alma cantando.
Es la noche una cinta de estrellas
Que una a una a mi lecho han rodado;
y es mi vida algo así como un soplo
ensartado de impulsos paganos.
Mis pequeñas palomas se salen
de su nido de anhelos extraños
y caminan su forma tangible
hacia el cielo ideal de sus manos.
Un temblor indeciso de trópico
nos penetra la alcoba. ¡Entre tanto,
se han besado tu vida y mi vida…
y las almas se van acercando!
¡Como siento que estoy en tu carne
cual espiga a la sombra del astro!
¡Como siento que llego a tu alma
y que allá tú me estás esperando!
Se han unido, mi amor, se han unido
nuestras risas más blancas que el blanco,
y ¡oh milagro! en la luz de una lágrima
se han besado tu llanto y mi llanto…
¡Cómo mueren las últimas millas
que me ataban al tren del pasado!
¡Que frescura me mueve a quedarme
en el alba que tú me has brindado!
Julia Burgos
Puedo escribir los versos más tristes está noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo Neruda
Ayúdame a contar estrellas y en tu pensamiento
envíame palabras de amor
que lleguen hasta donde me encuentro
para sentir que estás junto a mi...
Ayúdame a contar estrellas...
y en un susurro hacia el viento,
dile que me traiga tus palabras...
que me explique
si estás contando las mismas que yo...
Ayúdame a contar estrellas... |
Y dile a la noche, que corra...
que duerma, que salga el Sol...
Para poder sentir
que en otra noche estarás afuera...
ayudándome a contar estrellas...
aunque solo en esas ocasiones
podamos coincidir en este amor...
Quiero ser en tu vida
Algo más que un instante,
Algo más que una sombra
Y algo más que un afán.
Quiero ser, en ti mismo,
Una huella imborrable
Y un recuerdo constante
Y una sola verdad.
Palpitar en tus rezos
Con temor de abandono.
Ser, en todo y por todo,
Complemento de ti.
Una sed infinita
De caricias y besos;
Pero no una costumbre de estar
Cerca de mí.
Quiero ser en tu vida
Una pena de ausencia
Y un dolor de distancia
Y una eterna ansiedad.
Algo más que un instante,
Y algo más que el ensueño
Que venciendo caminos,
Llega, pasa y se va.
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